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PREMISAS FILOSÓFICAS, CLASE 4



Premisas son enunciados lógicos que argumentan una proposición. La investigación la retoman de la Filosofía y las aplican como principios que orientarán la búsqueda del investigador que realiza la aplicación de una metodología cualitativa. De esta manera, no se lanza a la búsqueda sin rumbo, sino que redacta primeramente una serie de premisas sobre lo que se conoce y a partir de ello se someten a comprobación a lo largo del proceso del análisis de datos. Por lo cual, las premisas orientan además de la gestión de información, su análisis, interpretación, inferencias y resultados. Es importante aclarar que las premisas no son creencias del investigador sino conocimientos previos que posee sobre la realidad que investiga dado que los argumenta y permite establecer una conclusión. Las premisas deben estar relacionadas con las preguntas y objetivos de investigación. Al aplicar la entrevista con preguntas estarías atendiendo a las premisas y a la pregunta   principal de investigación. Veamos algunas ideas filosóficas en la relación con la investigación profunda. 

Método inductivo: Se aplica en la investigación cualitativa en la que el investigador obtiene conclusiones generales a partir de premisas particulares. Por lo que a partir de sus puntos de vista se obtiene información de utilidad para contrastar una o varias premisas que orientaron las preguntas de la entrevista, la observación del caso, las preguntas guía del grupo focal o de discusión. 



Método deductivo: Se aplica en la investigación cuantitativa, el investigador obtiene conclusiones o inferencias derivadas de situaciones complejas y generales para explicar fenómenos de carácter simple y particular. Al emplearse la investigación cuantitativa se llevaría a cabo una encuesta cuyas preguntas y posibles respuestas estarían determinadas no solamente por las premisas, sino que se acompañarían de variables de hipótesis, las cuáles se explicarán a continuación.C:\Users\carlv\AppData\Local\Microsoft\Windows\INetCache\Content.Word\INDU.PNG

Variables: Son conceptos que forman parte del objeto de estudio y que influyen de manera distinta en él. Se denominan de esa manera porque pueden manipularse, medirse y hasta cierto punto controlarse a través de los métodos deductivos y de carácter cuantitativo. La naturaleza de estos niveles es lo que determina el tipo de las variables. De esta manera podemos estudiar algunas de las diferentes variables.

Dicotómica: aquella variable que sólo puede tomar dos posibles valores.

Nominal: aquella variable que puede tomar varios valores.

Ordinal: aquella variable que puede tomar varios valores y en los que se puede establecer un orden entre las categorías.

Cuantitativa: aquella variable que puede tomar un rango numérico de valores. 

Censurada: aquella variable cuantitativa que puede tener información parcial o no completa (tiempo hasta que ocurre algo en Análisis de Supervivencia).

Variable binaria: variable o resultado que sólo puede tomar uno de dos posibles valores.

Variable categórica: (sinónimo: variable discreta): Se dice de la variable que presenta interrupciones. Una variable es categórica si, entre varios valores potencialmente observables, hay un valor que no puede ser observado. Las variables binarias son un tipo de variable categórica, que sólo puede tomar dos valores.

Variable continúa: se dice de la variable que no presenta interrupciones; una variable es continua si, entre dos valores observables, siempre existe la posibilidad de que haya otro valor observable. Ejemplos: edad, peso, altura, presión arterial.

Variable dependiente: variable cuyo valor depende del efecto de otra(s) variable(s) (las variables independientes). Manifestación o resultado cuyo valor se pretende explicar o justificar por la influencia de variables independientes, sobre todo el modelo de regresión. En estadística, la variable que puede ser predicha mediante una ecuación de regresión.

Variable independiente: característica de la que se supone una influencia sobre un hecho o una manifestación (la variable dependiente). En estadística, la variable independiente es uno de los elementos de una ecuación de regresión.

Variable intermedia: (sinónimo: variable contingente): variable presente en una cadena causal desde una variable independiente a otra dependiente. Determina la variable dependiente, pero es a su vez objeto de modificación por parte de la variable independiente y se asocia simultáneamente con ambas.

LA PREGUNTA DE LA INVESTIGACIÓN: La mejor pregunta de investigación debe especificar un solo resultado mensurable, así como todas las condiciones y variables importantes. La pregunta contiene población, maniobra o las condiciones afectando a la población del estudio, y los resultados.

Hipótesis: Es el punto de enlace entre la teoría y la práctica en la investigación. Puede ser una respuesta tentativa a la pregunta principal de la investigación o bien una explicación descriptiva de carácter tentativo al objeto de estudio de tu trabajo.C:\Users\carlv\AppData\Local\Microsoft\Windows\INetCache\Content.Word\Screenshot_20220306-211209_Google.jpg

Hipótesis Causa-efecto: Que da respuesta a la pregunta principal. 

Hipótesis Correlacional de dos variables: Finalmente, una investigación de carácter mixto puede o no tener hipótesis, aunque en el caso de una investigación de carácter cuantitativo se sugiere que sí lo incluya pues te permitirá orientar la manipulación de tus variables y la construcción del cuestionario de tu encuesta. Sin embargo, el tipo de hipótesis que elijas debe permitirte relacionar tus variables y alinearlas con tus preguntas y objetivos de investigación.

HIPÓTESIS: Suposición, fundada en observaciones o reflexiones, que puede conducir a predicciones refutables. También, conjetura elaborada de forma que pueda ser comprobada y refutada.

Hipótesis alternativa: Generalmente se define como que la hipótesis nula (no hay diferencias) no es cierta. Si el objetivo del ensayo es comparar un fármaco con placebo, la hipótesis nula consistiría en que no hay diferencias entre los dos grupos, y la hipótesis alternativa en que hay una diferencia.

Hipótesis nula: Hipótesis de que no existe diferencia entre dos grupos (por ejemplo, dos tratamientos). Cuando ambos grupos difieren en cuantía suficiente, la hipótesis nula es muy improbable.

RANDOMIZACIÓN: Idealmente, un proceso que asegura que cada miembro de una población tiene una ocasión igual de ser incluido en la muestra del estudio. Esto no es siempre posible.

Más importante, la randomización significa que asignan los pacientes del estudio a los grupos de tratamiento o placebo para el experimento, sin consideración alguna hacia cualesquiera características de los pacientes o deseos del personal del estudio.

POBLACIÓN: Cada persona que satisface los criterios de inclusión para el estudio.

Grupo de gente con una característica definida (hembras blancas) o un ajuste definido (gente que vive en Andalucía). El denominador en el cálculo de una tasa.

MUESTREO: Selección de los sujetos de una población que tomarán parte en un estudio.

Una vez se ha definido de manera precisa la población a la que se refiere un ensayo clínico, los participantes deben ser idealmente seleccionados de manera aleatoria, es decir, de manera que cada participante potencial de la población estudiada tenga las mismas probabilidades de ser incluido en la muestra.

 

 

 

 

 

 

 

 

 






El materialismo en la concepción de la historia


Las categorías del materialismo histórico hay que considerar que este último, a diferencia de las otras ciencias sociales, es una ciencia filosófica, metodológica, o sea, una ciencia que no se limita a estudiar unos y otros aspectos o procesos de la vida social sino la sociedad y la vida social como proceso único, en interacción y conexión de todos sus aspectos y es, por tanto, una teoría y un método general de conocimiento de la sociedad. Por consiguiente, las categorías del materialismo histórico tienen valor metodológico para conocer la vida social y la actividad práctica de los hombres. Sin embargo, esto no quiere decir que dichas categorías puedan servir de por sí como base para sacar conclusiones teóricas concretas y adoptar acuerdos prácticos.

Las categorías y las leyes del materialismo histórico expresadas con ayuda de aquéllas son el hilo que conduce a la madeja de la realidad concreta en su conjunto y de ciertos aspectos de la misma. Por eso, se pueden sacar conclusiones teóricas correctas que sirvan de guía para la labor práctica, no a partir de las categorías mismas, sino sólo del análisis de la situación concreta, investigada por el método del materialismo histórico, de sus categorías y leyes. A ello se debe, precisamente, el que procuremos, en nuestra exposición del materialismo histórico, caracterizar las categorías fundamentales de la ciencia partiendo del punto de vista del contenido objetivo y del valor metodológico que tienen para conocer y trasformar la vida social, para formular y estudiar las leyes de la ciencias, para comprender la unidad y la diversidad las conexiones internas y la integridad del proceso histórico.

Las categorías fundamentales, con las que la idea general del materialismo se traduce al idioma de la teoría social son los conceptos de “ser social” y ”conciencia social”. No cabe identificarlas con los conceptos filosóficos generales “ser” y “conciencia”. El ser social la vida material de la sociedad es una categoría social específica. Al destacar el ser social desemejante del ser natural en general, Marx enfoca la sociedad como objeto cualitativamente especial que no puede reducirse al objeto físico, biológico o espiritual. Aunque la sociedad existe en la naturaleza y es inseparable de ella, aunque el hombre vivo es una unidad biológica, ni las leyes del mundo físico, ni las biológicas, de las que la sociedad y el hombre no están libres, expresan el carácter específico de la sociedad, por lo cual no pueden servir de

Premisas Filosóficas para la Investigación Social explicación de la misma. Para comprender el ser social, es preciso conocer sus propias leyes.

En todos los fenómenos y procesos materiales existen y rigen leyes objetivas específicas. El destacar el ser social como base material de toda la vida social tiende el camino para dominar las leyes del mismo, es decir, las leyes a que obedece la historia. En ello se manifiesta igualmente la significación del materialismo para el conocimiento del proceso social.

Sobre la base de la vida material de la sociedad, a partir de la diversidad de las relaciones sociales y de la actividad de los hombres, nace la conciencia social, o sea las distintas ideas, concepciones, teorías, representaciones, sentidos sociales, etc., mediante la cual el hombre, los grupos y la sociedad entera asimilan espiritualmente el mundo circundante, adquieren conciencia de su propio ser y resuelven los problemas que se les plantean. La conciencia es un elemento indispensable de la vida social, ya que esta última es, en todas sus manifestaciones, fruto de la actividad del hombre, ser consciente. Y el carácter, el nivel y las tendencias del desarrollo de la conciencia social vienen condicionados, a la postre, por el ser social, aunque la interacción real entre ellos, como veremos más adelante, es muy compleja y multiforme.

Así, en los conceptos del ser social y de la conciencia social se resuelve el problema fundamental de toda teoría filosófico sociológica: el problema de qué principio -el material o espiritual es el primario, principal y determinante en la vida social. La solución materialista del problema implica el reconocimiento de la primacía del ser social respecto de la conciencia social; es la base de la concepción materialista de la historia, y las categorías mencionadas son de valor básico para todo el sistema de conceptos del materialismo histórico.

Ahora bien, por importante que sea el principio materialista del análisis de la vida social, su aplicación consecuente no es posible sin poner en claro el problema de si el objeto sometido a investigación es inmutable o se halla en proceso de desarrollo y en qué conceptos inmóviles, absolutos o variables, relativos y flexibles- hay que reflejarlo. En nuestro dinámico siglo, cuando ante los ojos de una generación se operan colosales cambios en la vida social, la respuesta a esta pregunta aparece de por si clara. Por supuesto, la sociedad se desarrolla, y hay que reflejarlo en conceptos flexibles y variables. Sin embargo, no sólo en el pasado, sino también en el presente, muchos sociólogos, historiadores y políticos se valen de conceptos, convicciones y expresiones estereotipadas, ya plasmadas y gratas para cada uno de ellos, a fin de comprender los acontecimientos que se producen en la sociedad. Ellos operan con los conceptos de sociedad, naturaleza humana. Personalidad, libertad, etc., como términos impregnados siempre de un mismo contenido: descubren el capital, la plusvalía y otros fenómenos análogos ya en la antigüedad; consideran las diversas sociedades, antiguas o modernas, desde el punto de vista de su correspondencia a ideales abstractos: moralizan en torno a lo que ocurre en la sociedad empleando categorías supra históricas de la moral. Todo esto los incapacita para comprender el auténtico carácter de los cambios operados en la sociedad y emprender un estudio objetivo de los mismos. En oposición a esta postura, la premisa filosófica de la investigación efectivamente científica consiste en el reconocimiento de los cambios objetivos que se operan en la sociedad, y de su evolución progresiva, como también la elaboración de un método de manejo de los conceptos científicos capaz de abarcar las alteraciones de la sociedad en toda su profusión, en sus interconexiones multiformes, en su pasado y su futuro, en sus tendencias y contradicciones. Este modo de abordar la vida social y sus categorías se llama dialéctico.

El enfoque dialéctico del conocimiento de todos los fenómenos sociales, el estudio de la sociedad sirve de punto de partida filosófico fundamental para la investigación social. Impone el deber de estudiar la sociedad en proceso de desarrollo a través de las contradicciones, el deber de explicar cómo se ha dado uno u otro fenómeno social, por qué etapas ha pasado en su evolución, a qué grado ha llegado en el presente y qué gérmenes entraña para el porvenir. De este modo, la dialéctica se manifiesta en las investigaciones sociales, ante todo en forma de enfoque histórico de la sociedad, de los fenómenos sociales, lo que se llama brevemente principio del historicismo.

Por cuanto la sociedad y sus componentes revisten en cada época concreta una forma bien determinada, deben ser rigurosamente determinados y estables los conceptos que lo reflejan. Al propio tiempo, por cuanto la sociedad y toda la realidad que tratemos de conocer se hallan en constante evolución y modificación, deben modificarse los conceptos que los reflejan y nuestros conocimientos acerca de ellas. La dialéctica del conocimiento, el uso de conceptos sociales implica, por consiguiente, el relativismo, es decir, reconoce el carácter relativo y variable de los conceptos de la ciencia. Ahora bien, reducir la dialéctica al relativismo sería error por principio, ya que en ella se reconoce, como señala Lenin, el carácter relativo de los conocimientos humanos <no en el sentido de la negación de la verdad objetiva, sino en el sentido de la condicionalidad histórica de los límites de la aproximación de nuestros conocimientos a esta verdad> Dicho con otras palabras, el conocimiento científico entraña la verdad objetiva que no se expresa en el conocimiento de golpe, entera y completamente, sino en verdades relativas e incompletas. El desarrollo, el progreso del saber, consiste en que arranca de las verdades relativas para llegar a la verdad absoluta. Y el relativismo, reconociendo sólo el carácter relativo de los conocimientos humanos, es decir, exagerando y elevando al absoluto su variabilidad, y declarando que en el mundo todo es sólo relativo, conduce, al fin y a la postre, al idealismo subjetivo, a la negación de la verdad objetiva y del contenido objetivo no ya sólo de unas y otras teorías científicas, sino de todo el conocimiento humano. En la esfera del conocimiento histórico conduce también a negar la posibilidad de alcanzar el conocimiento objetivo y de apreciar objetivamente unos y otros acontecimientos, a negar el conocimiento objetivo de la sociedad, del contenido objetivo y estable de los conceptos utilizados por la ciencia social, deben conjugarse dialécticamente la exactitud, la precisión y la estabilidad con la flexibilidad, la variabilidad y la relatividad.

No es difícil advertir que el principio del materialismo y el principio dialéctico del historicismo en el estudio de la sociedad ayudan a converger en un mismo objetivo: el conocimiento del objeto que se investiga tal y como es de por sí. En eso reside la unidad orgánica de los dos principios.

La sociedad es un sistema que existe y evoluciona objetivamente. No obstante, esta definición de la sociedad no la destaca como objeto especifico del conocimiento; separándola de la naturaleza, por cuanto en ambos casos se investigan las leyes a que obedecen el funcionamiento y los cambios de sistemas materiales.

Pero, como hemos dicho en el capítulo precedente, la sociedad es un objeto que se distingue por principio de la naturaleza, por cuanto contiene, además, el sujeto. Por eso, la ciencia social debe investigar la sociedad no sólo como sistema de relaciones sociales, y estudiar al hombre no sólo como una unidad dentro de dicho sistema, como átomo del organismo social, sino también como sujeto de estas relaciones, como personalidad activa y creadora, con su propio mundo espiritual, vida emocional, amor y odio. La ciencia social que hace abstracción del sujeto se vuelve indiferente respecto a los valores humanistas y puede emplearse en perjuicio del hombre. Pero hay, además, otro aspecto importante: la ciencia no se limita a reconocer la necesidad de investigar los problemas humanos, debe también elaborar el principio y los procedimientos de tal investigación. Y aquí surge, ante todo, una pregunta: ¿puede la ciencia social, por principio, hacer del hombre objeto de su investigación en tanto que sujeto de la historia, la actividad de éste, su mundo espiritual interno, sus sufrimientos y alegrías, sus aspiraciones y pasiones? ¿No será todo eso objeto sólo del arte y de la literatura? En efecto, la ciencia social no se ocupa del mundo interno del hombre sólo como tal, pero puede y debe estudiarlo en lo externo, ante todo en los modos de proceder, en las acciones. Ahora bien, el principio de la actividad reviste un carácter más amplio y filosófico. El hombre. No es un ser contemplativo sino activo. Precisamente a través de la actividad es cómo el hombre social transforma el mundo y así mismo. En la actividad se manifiestan y se materializan las fuerzas de la esencia humana. Según expresión de Carlos Marx, la propia historia es el devenir del hombre a través del trabajo humano, es decir, a través de su propia actividad. Al margen de la actividad no existe historia ni sociedad, ni el propio hombre. En esencia, la vida social reviste un carácter práctico. Esta es la razón por la que sólo se puede analizar al hombre como sujeto a través de su actividad debe considerarse como una de las más importantes premisas filosóficas para la investigación social.

En el marxismo, el principio de la actividad va ligado orgánicamente al materialismo y la dialéctica. Tratase, en primer lugar, de la interpretación dialéctico-materialista de la actividad misma y, en segundo lugar, de que el principio de la actividad permite superar el enfoque pasivo y contemplativo de la sociedad. Orienta la ciencia a investigar tanto el objeto como el sujeto de la actividad y hace que la emplee como instrumento de transformación de la realidad y de fomento de la actividad social del sujeto.

La actividad no es una simple manifestación de la diligencia espontánea del hombre, como estiman los pragmatistas, sino la interacción material del hombre social con el mundo. Material, incluidas tanto la naturaleza como la sociedad. En el proceso de la actividad material, el hombre ejerce determinado efecto en el objeto, lo modifica con arreglo a la finalidad planteada. Por eso en la actividad se unen los objetivos, las aspiraciones y los conocimientos del hombre con el mundo material, es decir, se unen lo material y lo ideal. La actividad, la práctica del hombre social es la encarnación de dicha unidad: el objeto es transformado y modificado en consonancia con los fines que se plantea el hombre, y los fines, las aspiraciones y los conocimientos adquieren un carácter objetivo y material en la actividad y sus resultados.

El principio de la actividad es, además, importante para la investigación social porque permite determinar los límites y comprender hasta qué punto es relativo contraponer en la sociedad la materia y la conciencia, lo material y lo ideal. Esta contraposición es indispensable por cuanto se plantea el problema de definir qué es primario en la sociedad y qué es secundario. Como hemos visto, no es posible crear una teoría social científica sin resolver antes este problema. Pero, fuera de los límites de su solución, contraponer lo material y lo ideal es relativo, ya que ambos se encuentran en unidad indestructible. Por eso, en la actividad, en la que se encarna esta unidad, pierde todo sentido la contraposición absoluta de la materia y la conciencia.

Al examinar el principio de la actividad, no se puede eludir, como es claro, el problema de la relación entre la actividad y las condiciones y leyes objetivas que rigen la historia de la sociedad. La teoría social del marxismo comprende dos tesis, que diríase, son incompatibles y que pareciera se contradicen lógicamente: la primera dice que el proceso histórico es producto de la actividad de los hombres, la segunda afirma que la vida y el desarrollo de la sociedad obedecen a leyes objetivas independientes de la voluntad, la conciencia y la activad de los hombres. El que los. Hombres hagan la historia, el que su actividad posea un carácter creador podría suscitar la idea de que los hombres pueden hacer la historia de distintos modos, pueden hacerla avanzar en uno y otro sentido. ¿Acaso era inevitable la victoria del fascismo en Alemania? ¿Acaso no podía haber sido otra la marcha de los acontecimientos? Por ejemplo, antes de la guerra, el fascismo no pudo vencer en Francia, pese a que se intentó implantarlo. ¿Acaso era inevitable la <revolución cultural maoísta en China? Se sabe que había en ese país fuerzas capaces de impedir la caída de China en ese abismo de anarquía y arbitrariedad. Todo eso quiere decir que, en cada caso concreto, la marcha los acontecimientos podía tanto haber sido ésa como otra. Todo dependía de los hombres, de sus concepciones, aspiraciones, diligencia y fuerza. De reconocer natural y lógico el curso de estos acontecimientos, la actividad de los hombres y su iniciativa se reducirían a cero o, todo lo más, a algo insignificante. ¿Acaso el reconocimiento de las leyes objetivas de la historia no descarta la significación propia e independiente de la actividad? ¿Acaso es incompatible el principio de la actividad con el reconocimiento de que la marcha de la historia obedece a la acción de leyes. Objetivas?

La historia de la ciencia social muestra que esta antinomia ha ocupado las mentes de muchos pensadores, y éstos, por lo común, solían elegir una de sus partes. Unos reconocían que la marcha de la historia era fatalmente inevitable y que los hombres tenían la falsa idea de que hacían lo que querían, mientras que, en realidad, hacían lo que les imponía la implacable necesidad (o la suerte, o las fuerzas supremas). Otros. al contrario, dando prioridad a la actividad hacían caso omiso de toda ley de la historia.

¿Dónde está, pues, la verdad? ¿Se descartan, efectivamente, estas dos tesis la una a la otra o se las puede unir? Resulta que no sólo se puede, sino que se debe unirlas. Ni la concepción fatalista de la historia, que lo proclama todo inevitable y convierte al hombre en un títere, ni la concepción voluntarista y subjetivista ofrecen las necesarias bases para conocer la realidad histórica. El fatalismo conduce siempre al absurdo, ya que erige la casualidad en imperativo histórico. Y el voluntarismo, para el que la marcha de la historia sólo es producto de la creación libre de los hombres, de su voluntad libre y de la libre fijación de las metas, tropieza también con muchos. Problemas que no puede resolver. Por ejemplo, ¿qué explicación tienen, partiendo del voluntarismo, el hecho capital de que los resultados de la actividad en la historia sean a menudo diametralmente opuestos a los objetivos planteado por los hombres? El hombre procura el bien, pero, a veces, hace el mal. Por algo se dice que de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno. La disparidad entre los objetivos planteados, y los resultados de la actividad atestigua que en la historia actúan fuerzas no controladas por los hombres, fuerzas que determinan, en última instancia, los resultados concretos de la actividad. Las leyes objetivas existen tanto en el medio exterior que rodea la sociedad como dentro de la misma. Ahora bien, para unir la actividad de los hombres a las leyes del desarrollo social, sin privar de sentido creador la actividad, se requiere la dialéctica, la cual permite superar el espíritu unilateral del modo metafísico de pensar.


vMaterialismo Histórico y Arte ContemporáneoIntroducción al Materialismo Histórico - Colombia Marxista


 


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